ESFL140

III semana del Tiempo Ordinario – Jueves

El despertar de la fe

Jesús les decía: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?. Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!». Y les decía: «¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene». Mc 4,21-25

Hace unos años, me me encontraba solo en un compartimiento del tren y esperando que el tren partiera, saqué mi Biblia y empecé a orar. Después de un poco comensaba la gente a llegar y una señora que buscaba un lugar, buscaba un sitio en el tren, y su hijos le dice: «»amá, aquí hay un sitio, está solo”. La mamá le dijo al niño: “Vamos más adelante, ahí está un Testigo de Jeová”. Yo me poregunté con tristeza, ¿por qué una persona que lee la Biblia debe ser un Testimone de Joavá?

¿Es quizás preferir el compo0rtamiento de quien da testimonio con las obras del Reino de Dios que un cristiano? Tal vez sea porque es portador de valores, como la familia y el respeto por la vida, que no comparte con los demás. En pocos años el debilitarse de la Fe cristiana ha provocado una cierta contrariedad por parte de los no creyentes, que han asumidos comportamientos siempre más anticlericales. Hoy en nuestros día en que asistimos a la llegada de otros que no tienen la mmisma religión que nosotros, se ha llegado hasta la eliminación de los crucifijos y otros símbolos cristianos como el pesebre de Belén. Sin embargo, cuando fuimos a Nepal, nosotros no nos ofendimos de las estatuas de Buda que se venb por todas partes. Al contrario las hemos respetosamente admirado. En los últimos tiempos, sin embargo, nos parece que este comportamiento un poco hipócrita del desinterés, de la apatía espiritual, y de el rendirse ante el materialismo triunfante y a la vugaridad de la blasfemia, haya tenido como consecuencia el renacer de la Fe, pero no es así. Muchos han encontrado la fuerza apostólica para testimoniar los valores cristianos. Como siempre en la historiahan sido los jóvenes los que han intuído que el precedente comportamiento no nos traía buenos frutos y ahora se dirigen, con un sano egoísmo típico de la juventud, hacia el descubriuemiento de la Fe como fuente de alegría auténtica.

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