ESFL182

X semana del Tiempo Ordinario – Lunes

Las Bienaventuranzas

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.  Mt 5,1-12

Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús,y constituyen la meta, el camino y el ejercicio diario para recuperar nuestra identidad como seres puestos en esta tierra para vivir en paz con nosotros mismos, con la sociedad, con la naturaleza y con Dios. Las bienaventuranzas, en su conjunto, muestran el rostro, el carácter y el Espíritu de Jesús. Son el clima y el aire que respiramos en el reino de los cielos, y que debe establecerse en cada familia, de modo que la unión matrimonial  pueda realizarse a través del tiempo y los hijos puedan crecer, formando serenamente, día tras día, la propia  personalidad y el propio carácter. Las bienaventuranzas responden al deseo innato de felicidad que Dios ha puesto en nuestros corazónes desde nuestro nacimiento. Las Bienaventuranzas nos permiten de conseguir la paz del corazón, que es el estado ideal para las manifestaciones del Espíritu y para obtener las gracias divinas,empezando por la intervención de la Providencia. El Espíritu Santo es a menudo representado por una paloma: pero donde no hay calma y  paz, las palomas vuelan y se alejan. Para darse cuenta del estado espiritual que dan las bienaventuranzas, basta  ver la escena de un  bebé que toma el pecho de su madre.

El clima de las Bienaventuranzas se construye día tras día, viviendo con simplicidad nuestras jornadas y con fidelidad la frecuencia a los sacramentos,en modo particular la Eucaristía. Al final de la vida, el ejercicio de las Bienaventuranzas nos permitirá de entregar serenamente a la misericordia de Dios el proyecto de vida que hemos realizado, junto  con la rendición de cuenta de los talentos que hemos recibido.

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