ESFL105

IV semana de Pascua – Sábado

Señor, muéstranos al Padre 

Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto». Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?. El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.  Jn 14,7-11

Por la mañana, durante la oración, sucede a menudo para satisfacer lecturas que requieren un tiempo de meditación ya que la disponible para nosotros, por lo que debemos que ver con un poco de alimento para el pensamiento puede traer detrás durante el día, esperando a dar sus frutos, como

el grano de trigo, sembrado en la tierra, se convierte en un pico. Esto ahora es una de esas lecturas.» El que me ha visto – es Jesús dice – ha visto al Padre». El amor de Jesús por los hombres, su claridad en la que nos muestra los misterios del reino, la franqueza, la libertad, la sanidad, milagros, su fe, su comunión la oración con el Padre, que vive en Providencia, su lavar los pies de sus apóstoles y para dar su vida por la salvación el mundo, nos enseñan mucho sobre la realidad de

Padre. Jesús de Nazaret y el Padre se reflejan en el otro en todo momento en todas las circunstancias, en cualquier caso. Y en la cara esto les reflejo en todo lo que gracioso Felipe hoy dice: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Esto es lo que nos pasa cuando leemos la Sagrada Escrituras o escuchar la enseñanza de la iglesia y, de hecho concretos del día, no los considero lo suficientemente convincentes para creer de todo corazón que Jesús es el Señor. Consideremos, pues, los dones que hemos recibido y que cada día Recurrentes, los milagros y la curación que hemos visto, a la Providencia que nos llega, el trabajo que nunca hemos fracaso, los guardias de la que disfrutamos, la comunión entre nosotros, la serenidad de nuestros días en medio de miles de compromisos, el don de la Eucaristía, esta oración de la mañana, el Nuestros almuerzos de domingo son ricos en los niños, los amigos que Nosotros y nuestro sueño tranquilo durante la noche. Tenemos que reconocer que el Señor está presente en nuestras vidas en todos los momento. Así, con esta certeza, que dejamos a nuestros compromisos periódicos, pidiendo al Señor la gracia de reconocer hoy en día las personas y situaciones, ya través de él conoceremos Padre también.

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