ESFL026

 26 de diciembre – San Esteban

El martirio de San Esteban 

Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Mt 10,17-22


Ayer hemos vivido una gran Navidad. Regresando de la primera misa de la mañana, pusimos la calefacción y nos hemos encerrado en la casa para preparar la comida con la amiga Mary, que para nosotros es casi una institución. A medio día llegaron Juan Mario, Juan Andrés y María Francisca con sus familias y algunos amigos. Éramos 18 comensales. Los domingos generalmente somos más, pero ayer algunos hijos han celebrado la navidad con nuestros consuegros. La comunión con nosotros, una buena comida, una oración en común, la presentación de los regalos de navidad, el ir y venir de los hijos, y los augurios telefónica, llenaron el día de cosas verdaderas, genuinas y, por su simplicidad, santas.

Hoy la Iglesia celebra la primera persecución de los cristianos y el martirio de San Esteban, para recordarnos que la vida de todos los días no es sólo fiesta: es también trabajo, fatiga, misión y persecución. Son realidades que abarcan todas las esferas y aspectos de la vida: la profesión, la familia, la política, el deporte, los compromisos sociales y el tiempo libre. En todo momento del día, la batalla del bien contra el mal, las victorias y las derrotas, las alegrías y las persecuciones, se entrelazan como hilos de un mismo tejido. Es claro que la persecución no es un privilegio sólo de los cristianos, porque es la manifestación más común y evidente del mal que existe en el mundo; pero lo es el motivo. Mientras otras persecuciones por las cosas que se poseen o no se poseen, la persecución contra los cristianos es por causa de lo que uno es.

Jesús nos dice hoy, que el hecho de ser cristianos e motivo de persecuciones. “Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes” nos dice Jesús (Jn 15,20).l vivir en modo tranquilo y sencillo, en paz; la costumbre de orar y de presentar siempre una cara de alegría y de esperanza  es muchas veces motivo de admiración, pero también a veces de envidia y persecución. “Serán con frecuencia – nos dice el Seño – llevados ante los tribunales, pero no se preocupen por lo que tendrán que responder, porque será el Espíritu Santo el que los iluminará y las hará dar testimonio de mí”. Esto le sucedió a San Esteban.   

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *