ESFS024

V Semana de Pascua – Domingo.

La  elección de los diáconos

En aquellos días….los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendían a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra». La asamblea  aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Hch 6,1-5

Si hoy pusiéramos un anuncio en el periódico para escoger personal al servivio de las mesas, éste comenzaría así: “Se buscan cocineros y meseros”. Los primeros apóstoles escogieron un método diferente: “Busquen entre ustedes siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría”. Se basaron más bien sobre la persona, más que sobre la experiencia profesional. Confieso que en el pasado, cuando en mi profesión tenía que escoger trabajadores, mi criterio era muy semejante al de los apóstoles: escoger a las personas sin atender mucho a su capacidad técnica. Leía su “curriculum vitae”, y las dos primeras preguntas eran sobre sus actividades laborales, éstio para verificar si lo que habían escrito correspondía a la verdad. Después volteaba el tema del trabajo y preguntaba, dejándoles la libertad de no responder. “¿Está casado? ¿Cuántos hijos tiene? ¿Está divorciado? ¿Qué hace en la tarde cuando regresa del trabajo? ¿Cómo pasa los domingos? ¿Cuáles son sus “hobbies”? Y me ponía a escucharlos, suscitando algunas cosas personales, de vez en cuando. Con este método, nunca escogía alguna persona equivocada. Alguna vez me alguno me preguntaba: “¿Qué tienen que ver estas preguntas con el trabajo profesional que debe realizar?” Yo le respondía: “Como ve usted, nosotros no aceptamos sólo personas profesionistas, sino hombres de bien, quienes, en el trabajo, nos podría crear más problemas como profesionistas que como personas de bien”. Una cierta vez uno me confesó: “Yo soy un ex prisionero, y mi esposa, durante mi detención en la cárcel, me engañó con otro hombre; ahora he salido de la cárcel y queremos comenzar de nuevo nuestra vida como antes, cancelando lo pasado. Si en el campo que han preparado para la fábrica, usted me pudiera dar un espacio para construirme una casita para dos personas, le estaré muy agradecido”. Lo acepté, le hice su casita y ahora es un óptimo colaborador, y finalmente su esposa se volvió a juntar con él. Vinieron los dos a darme las gracias. Son anécdotas del pasado que me vienen a la mente cuando leo este texto de los Hechos de los Apóstoles que habla de la elección de los diáconos.

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