ESFS015

V semana de Cuaresma – Domingo

Nuestra resurrección

Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro Días …. Marta  [su hermana] dio a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. …. Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»…. María llegó a donde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto»…..Y Jesús lloró. ….Jesús …. llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y le dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal….  Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste. …. Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!». El muerto salió con los pies y las manos atadas con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jn 11,17-44

Antes de entrar en la noche de la semana de pasión, Jesús realiza este milagro de la resurrección de Lázaro, símbolo de nuestra resurrección del  pecado. Las palabras de Jesús a Marta van dirigidas a nosotros: “Tu hermano resuscitará… Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá; quien vive y cree en Mí, no morirá para siempre”. Nosotros tenemos necesidad de resucitar de la muerte del pecado, que cada cada día nos atrae hacia su vértice. Pero Jesús, conociendo  la fragilidad de la naturaleza humana, instituyó la Iglesia y los sacramentos: el bautismo que nos hace renacer a una nueva vida, la Eucaristía que nos da la fuerza para caminar entre las insidias del mundo, la reconciliación que nos permite reiniciar nuestro camino de redención. Estamos sumerigidos en el pecado y en el perdón, en la muerte y en la resurrección, en espera de resucitar definitivamente en la eternidad. La muerte y la resurrección de Lázaro simbolizan el camino vida terrenal, y también nosotros al final resucitaremos., porque – dice Jesús – “Todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente”. Esta esperanza está radicada en nuestra fe, si la perdiéramos non nos quedaría otra cosa qué perder. Todo hombre que llega a la fe en como un niño recién nacido en los brazos de su madre; necesita de todo y no sabe alcanzar nada de lo que es verdaderamente importante, pero vivir en la alegría, porque sabe que cualquier necesidad suya será recompensado con un amor infinito.

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