ESFL249

XIX semana del Tiempo Ordinario – Viernes

Indisolubilidad del matrimonio

Algunos fariseos ….  le dijeron: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer ….». El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer …. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». Le replicaron: «Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?». El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era sí. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio». Mt 19,3-9

A  los fariseos que que interroban sobre la posibilidad de repudiar a su propia esposa, Jesus les responde:  “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. A esta primera respuesta los fariseos vuelven a preguntarle a Jesús por cuál motivo Moisés les había concedido repudiar a la esposa. Jesús les contesta: “Moisés permitió el divorcio, debido a la dureza de corazón de ustedes, pero al principio no fue así”. Moisés había sido obligado a cambiar un poco la  verdad, porque el corazón del pueblo se había endurecido y no era capaz de recibir toda la verdad, como uno que no está acostumbrado a tomar vino, es bueno que lo revujelva con agua, porque no podría beberlo como está. También en nuestros días parecería que gran parte de la sociedad no esté en grado de concebir el matrimonio, sino privándolo de sus deberes. Concretamente la Iglesia Católica considera el matrimonio como sacramento, y por eso es indisoluble; otros piensan que es un contrato entre dos personas con un significado pre-establecido, otros piensan que sea un acuerdo al cual le pueden dar un contenido a los que ellos quieran. Habiendo una tal diferencia de opiniones, el problema de la indisolubilidad del matrimonio no puede resolverse sino estableciendo cual conceoto responda mejor a las exigencias del hombre, de la mujer y sobre todo de los hijos. Estando así las cosas, la solución está en favor de la indisolubilidad del matrimonio. La posición del evangelio de hoy es muy clara: pero San Mateo no se detiene aquí, sino que procede poniendo en la boca de Jesús estas palabras: “Por lo tanto, yo les aseguro que el que divorcia a su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio”. Esta frase parecería contradecir todo lo que Jesús ha enseñado antes. En efecto, sobre el significado de esas palabras de Jesús se ha escrito mucho. Nosotros hablamos de eso con Mons. Juan Bautista Guzzetti, responsable de la oficina de la Familia de la diócesis de Milán, llegando a la conclusión que casi ciertamente no se trata de una excepción a la indisolubilidad del matrimonio, sino de un caso matrimonial sobre cuya validez se discutía mucho en el ambiente de Mateo. Son las mismas consideraciones de la Sagrada Rota cuando, hoy, examina la validez de un matrimonio.

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