ESFS106

XIV semana del Tiempo Ordinario – Domingo

La fuerza del apóstol es la debilidad

Y para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2Co 12,7-10

Muchos exegetas, a través de los siglos, han buscado cuál sería este espina con la que Satanás atormentaba a Oablo durante toda su vida apostólica. Sin duda alguna debe de haber sido lo que le impedís cumplir bien su misión, pero ya que Pablo no ha querido decir claramente de qué cosa se trataba, nosotros respetamos su privacvidad y no ahacemos ninguna hipótesis. Podemos solamente ptofundizar la respuesta del Señor a las tres evces que Paolo le ha pedido de quitarle esa espina.. “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”. Hace veinte años, cuando éramos más activos en la renovación carismática, fui invitado a contribuir en una jornada de retiro espiritual. Participé en la asamblea, di una lección sobre los carismas que el Señor concede según sus gustos a los obreros de la viña y concluí con una oración de sanación comunitaria. Al final se me acercó un sacerdote quien me quiso hablar conmigo privadamente. Cuando estuvimos cara a cara, me dijo que orara por él, para que el Señor lo librase de algunas tentaciones muy frecuentes, sin decirme de que cosa se trataba. Durante la oración entendí que se trataba de algunas tentaciones de homosexualidad y que aquella persona había recibido un poderoso carisma de anunciar el evangelio. Abrimos la Biblia en esta página y leímos: “Te basta mi gracias, porque mi poder triunfa en la debilidad”. Reflexionamos juntos en este versículo y al final le dije: Ve Usted, , aunque sea yo un laico, he recibido del Señor el don del anuncio evengélico, pero cuando el Señor me llamó a este servicio era balbuciente, esto no fue nunca un problema para mí, porque el Señor me ha curado casi inmediatamente”. No podemos presumir de ser sin límites, pero debemos encontrar en nosotros la fuerza del luciérnaga. Algunos americanos, después de hacer estudios y han concluido que ese insecto  con el peso que tiene y la forma del cuerpo no podría volar. La luciérnaga no lo sabe y vuela de un lugar a otro.

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