ESFL318

XXIX semana del Tiempo Ordinario – Miércoles

Los talentos y el proyecto

Entiéndalo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada».  Pedro preguntó entonces: «Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?». El Señor le dijo: «¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes…. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Lc 12,39-47

Cuando meditamos la parábola de los talentos no encontramos delante de una parte de la verdad. La parábola nos exhorta a negociar bien los dones recibido para que den fruto, pero no nos dice en qué modo y en cual proyecto de vida. Hoy el Señor nos comunica la otra parte de la verdad: «El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo». Existe un proyecto que nos atañe, hay frutos que producir y habrá un juicio final. Los talentos, sin embargo, que el Señor nos da desde nuestro nacimiento esos talentos que nuestros papás tienen el deber de desarrollar en nosotros. Después vienen los demás talentos propios de nuestro proyecto de vida.

Desgraciadamente no siempre nos damos cuenta del programa que el Señor ha predispuesto para nosotros y preferimos traficar los pocos talentos de nuestro pequeños proyectos terrenos ante que hacerlo con todos los demás. Cuando los recibimos son pequeñas  plantas que al principio crecen con el amor de los papás y más tarde, con la oración, la frecuencia a los sacramentos y desarrollo de nuestro proyecto. Para darnos cuenta hasta donde puede llegar el don de los talentos que el Señor nos concede, basta pensar en San Pablo, y los dones que él recibió, junto con la revelación de su proyecto: «Porque seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes…. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo…. Yo, el menor de todos los santos, he recibido la gracia de anunciar a los paganos la insondable riqueza de Cristo» (Ef 3,2-8). También para nosotros, ancianos, el Señor tiene otros proyectos y otros talentos.

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