ESFL281

XXIV semana del Tiempo Ordinario – Martes

Los milagros en el evangelio y en la vida

En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda …. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores». Después se acercó y tocó el féretro. Los que los llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate». El muerto se incorporó y empezó a hablar…. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».Lc 7,11-16

En el evangelio encontramos los milagros de la llamada, los que podríamos llamar del discipulado y los de la misión. Los milagros son signos del poder de Jesús y nacen todos de su compasión por las experiencias humanas, sin embargo en los de la llamada y de la misión prevalece la característica del signo, mientras que en los del discipulado prevalece la compasión por los problemas humanos. Los milagros de la llamada son los que suceden al principio del camino de fe y prueban que Jesús es el Señor. Basta pensar en las curaciones que Jesús realiza cuando Juan el Bautista manda a sus discípulos a preguntarle si él era verdaderamente el Mesías. Por el contrario los milagros de la misión son signos prometidos a los apóstoles en el momento de enviarlos a evangelizar, y estos también prueban el poder de Jesús. «Entonces [Jesús] les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación….. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas…. impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán»…. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban» (Mc 16,15-20). Este texto de Marcos evidencia muy bien que los milagros de la misión prometidos a los apóstoles coinciden con los de la llamada de aquellos que creerán. Hay en los signos de Jesús un sentido de circularidad: los milagros de la llamada se tocan con los de la misión para otros. También nosotros, a inicio de nuestro camino espiritual, hemos visto el milagro de la curación de María Carmela y de otros; y cuando hemos dado testimonio del evangelio, hemos visto los milagros que el Señor ha hecho para confirmar nuestra palabra. Entre los milagros de la llamada y de la misión están los del discipulado, en los cuales la compasión de Jesús prevalece sobre el signo. A estos perteneces la multiplicación de los panes, el milagro continuo de la Providencia y la resurrección del evangelio de hoy, que muestra la compasión de Jesús por esta viuda cuyo hijo único había muerto. Los milagros de la compasión son más bellos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *