ESFL183

X semana delTiempo Ordinario – Martes

La oración en familia

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se  Diosmeterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo. Mt 5,13-16

La sal no existe para sí misma, sino para dar sabor a una comida, así como la luz existe para que la gente pueda ver. Este es el fin del testimonio cristiano, y es también la razón por la que nació esta colección de meditaciones familiares: lo que el Señor nos ha dicho durante años en el secreto de la oración,ahora tiene que ver la luz.Lo decidimos hace un año, una noche, cuando fuimos invitados al castillo Pasquini de Castiglioncello, para hacer un testimonio público sobre la oración en familia. Hablamos de nuestras vidas, de nuestros días, de nuestros catorce hijos y de los compromisos apostólicos y profesionales que hemos vivido por décadas en nuestra vida. Llegamos a la conclusión del testimonio afirmando que la fragua donde se ha producido y manifestado, día tras día, la Voluntad de Dios, fue nuestra oración familiar de cada mañana, explicando en qué consistía. Al final hemos añadido: “No sabemos vuestros planes de vida, ni mucho menos lo que el Señor quiere de cada uno de ustedes. Sólo sabemos que, sean los que sean,estos planes se podrán realizar sólo en un clima de oración”. Al momento de despedirnos, algunas personas expresaron el deseo de iniciar, también ellos, un camino de oración familiar y de meditación de las Sagradas Escrituras, que la Iglesia cada día nos ofrece en su liturgia. Dimos algunas indicaciones, pero nos dimos cuenta que no eran suficientes. Nació, entonces, la idea de esta colección dedicada a las familias que quieran empezar el dìa con una oraciòn en familia, dejando que la palabra de Dios ilumine sus pasos y sus empeños de cada jornada. Las familias que empezarán este viaje, descubrirán que la vida adquiere un sabor y un significado diferente y más grande. Ellas son la sal de la tierra y la luz del mundo que se transmiten, de familia en familia, como el viento del norte trae, de hoja en hoja, el aroma de los bosques.

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